En las ciencias sociales y las humanidades, desde hace más de veinte años, las emociones se han convertido en un tema de estudio central al punto de hablarse en algunos ámbitos disciplinares de “giro emocional” (emotional turn), y en otros, de “giro afectivo” (affective turn). Textos como The Navigation of Feeling (2001) de William M. Reddy, el trabajo colectivo editado por las sociólogas Jean Halley y Patricia Clough, The Affective Turn: Theorizing the Social (2007), el largo ensayo The Turn to Affect: A Critique (2011) de Ruth Leys, el más reciente Emotions and Social Change (2014), editado por Ann Brooks y David Lemmings del Centro Australiano de Excelencia para la Historia de las Emociones, o incluso trabajos más específicos sobre emociones localizadas como el miedo o la ansiedad (piénsese en las contribuciones de Dirk Moses en el campo de los Holocaust & Genocide Studies o los de Corey Robin en la ciencia política) han llegado a ser puntos de referencia para analizar objetos de investigación de gran actualidad como la emocionalización (emotionalization) del discurso público y político, la memoria y las emociones colectivas en las sociedades postraumáticas, la representación mediática-cultural del género en sus implicaciones afectivas, las comunidades emocionales (emotional communities) ―a este respecto veánse los novedosos trabajos de la Sociedad Max Planck en tema de migración con el proyecto WiMi-The Challenges of Migration, Integration and Exclusion―. A partir de este marco, en la propuesta que aquí se presenta pretendemos volver sobre la contribución que la ciencia semiótica ha dado y puede dar al paradigma de la affect theory. Se tendrán en cuenta las reflexiones in nuce de Iuri Lotman en los albores de la era digital junto con trabajos más recientes como Critical Semiotics: Theory, from Information to Affect (2016) de Gary Genosko y The Semiotics of Emoji (2016) de Marcel Danesi, con un enfoque precipuo en las emociones colectivas en las redes sociales en línea.