Se ha dicho ya que la navegación, los recorridos y las búsquedas en plataformas mediáticas (Traversa 2014, Van Dijk 2016, Fernández 2018) dejan huellas, de modo tal que permiten reconstruir los deseos, los hallazgos, los encuentros y los gustos. Todo esto, que en Eliseo Verón (1987) es parte del proceso de reconocimiento, implica tanto aspectos discursivos como efectivas acciones en torno a la plataforma (Fernández 2014), y también produce datos que le permitirán a ella generar nuevas propuestas de recorrido y búsquedas, y, por lo tanto, nuevos procesos de producción de sentido, con la diferencia de que la pantalla a la que se enfrenta el usuario no es exactamente igual a la que se ha enfrentado en su entrada anterior. Si en trabajos previos nos ocupamos del funcionamiento como archivo de plataformas mediáticas de acceso a la música como YouTube - en formato audiovisual- y Spotify - en formato auditivo- (Koldobsky 2014, 2016, 2017), en este volvemos sobre esa condición, inédita en relación con los archivos previos, en tanto gestiona el exceso más que la escasez (Koldobsky 2016, Cingolani 2017). Y avanzamos sobre ellas como privilegiadas constructoras de memoria (Koldobsky 2016), y en ese sentido de acervo de lo ya conocido y buscado, de los sonidos ya escuchados, pero también de la posibilidad de búsqueda y encuentro de las músicas nuevas, no escuchadas antes. Esa operación de búsqueda y encuentro, que no es solamente mediática, será analizada especialmente en relación con dos aspectos. Primero, el de los cambios respecto del lugar ocupado por la palabra especializada, y particularmente por la crítica (Koldobsky 2010 y 2015, Traversa 2017), y segundo, el de los sentidos generados por los modelos de recomendación algoritmicos (especialmente en Spotify, Ciocca 2017), y su complejo trabajo curatorial, que no solamente funciona en términos cuantitativos sino también cualitativos.