El Arte y la Ciencia van de la mano, aunque no siempre conversan. El arte, como expresión puede ser definida como aquello que conmueve al observador, una forma de transmitir un mensaje por belleza, que genera un impacto en el receptor. Es algo vivo y avanza en técnicas y formas de comunicar. La ciencia, es un avance de conocimiento, que utiliza método y técnicas que lo permiten. El arte es dinámico y activo, reformulándose continuamente. Desde esta perspectiva cabe preguntarse: ¿Existe un vínculo entre arte y ciencia? ¿Es posible establecer un diálogo entre arte y ciencia, que permita acercar la belleza de lo minúsculo a las audiencias? Podemos observar que el arte es una vía poderosa de masificar y sensibilizar a la gente sobre este mundo de lo diminuto, oculto a nuestra visión, que nos ayuda a transmitir y sensibilizar sobre una idea. Podemos observar que el diseño, ha aplicado tecnológicamente esa idea en la configuración y materialización de los objetos funcionales que nos rodean. Podemos decir que, tanto el arte como el diseño, se han inspirado en la naturaleza con fines distintos, pero que conmueven al espectador, remitiéndolo a una concepción y experiencia estética de realidad. El presente texto busca aportar a la construcción de una reflexión transdisciplinaria del paisaje y el territorio, a través del análisis de las interpretaciones científicas y artístico culturales de los organismos microscópicos del agua, para determinar el sentido asignado a su forma. Se espera establecer un puente entre arte, ciencia y cultura, promoviendo una visión compleja del mundo que nos rodea, incluso el invisible a nuestros ojos, el mundo oculto de lo minúsculo, para definir un discurso integrador de nuestro paisaje que conmueva a las audiencias.