La presencia de discurso hablado es una ocurrencia habitual en las obras de danza independientes o subsidiadas que se montaron en la Ciudad de Buenos Aires en los últimos veinte años. Posibilitado por la cercanía del vínculo (Traversa, 2006) que habilitan los escenarios de las pequeñas salas del under local (Durán y Jaroslavsky, 2012), este fenómeno comporta particularidades observables (Rubin, 2017) que incluyen una subtendencia constituida por el uso de la primera persona y la remisión a acontecimientos de una biografía enunciada por intérpretes solistas que encarnan, a su vez, la figura autoral principal de la obra. Este fenómeno no se encuentra aislado de experiencias desarrolladas en el ámbito teatral, entre los cuales “Biodrama: sobre la vida de las personas”, el proyecto iniciado por Vivi Tellas en 2002 (Cornago, 2005), constituye un hito de referencia. Sin embargo, la deriva de su desarrollo en el ámbito de la danza presenta rasgos singulares que dan cuenta de los modos en que el discurso hablado “ingresa” a la escena y se compone como una nueva materia significante de un lenguaje que hasta entonces no lo admitía. El recurso al oficio literario mediante la colaboración con autores contemporáneos que podrían incluirse en la tendencia denominada como giro autobiográfico (Giordano, 2008) a la vez acerca y distancia a las experiencias en danza del proyecto Biodrama. Las acerca, en el sentido de que el abordaje temático se inscribe en el campo de las escrituras del yo (Mireaux, 2005); las aleja, debido a que la configuración retórica de los discursos se aleja de la enunciación testimonial (Agamben, 2000) propia de la propuesta de Tellas. Este distanciamiento se refuerza también por el modo en que operan estos discursos en el marco de las obras y por la retórica de su declamación. En el presente trabajo se intentará argumentar que el efecto enunciativo resultante en las piezas analizadas (Bonard, 2018; Otero, 2015) se distancia del testimonio por la mostración de su artificio y la evidencia de su proceso de mediatización (Verón, 2015), un recurso que, en otros casos, tanto de la danza (Rodolico, 2016) como del teatro (Tellas, 2002), ha generado el efecto contrario.