El fenómeno de las series de televisión puede ser abordado desde múltiples perspectivas, nos proponemos conceptualizarlo en clave discursiva-semiótica. Para tal efecto, arriesgamos una caracterización de los principales rasgos temáticos, retóricos y enunciativos, así como de su memoria narrativa. Empezando por el último aspecto, es preciso ver a las series como un dispositivo que sintetiza desarrollos del cine y de la televisión, y que se conjuga con distintos emplazamientos en el espacio social de la internet. La discursividad serial se caracteriza por la experimentación y la hibridación genérica y estilística. En su tendencia a transgredir límites, las series van adquiriendo formas manieristas, pues revelan una “clara conciencia de que lo irrepetible debe reutilizarse o de que ciertos modelos existen para ser transgredidos” (Reviriego, 2011, p. 7). En cuanto lo temático, es difícil circunscribir las series a un ámbito específico. En principio, lo más característico es una tendencia a explorar sin límites temas cada vez más inesperados. No obstante, se aprecia que las series saben tomar el pulso a las grandes preocupaciones de la sociedad: Si la “edad de oro” engendraba la decadencia del imperio americano (…) (Los Soprano, The Shield, The Wire, 24, Perdidos, Battlestar Galáctica, etc.), ahora casi ninguna de las series más destacadas ha podido desentenderse de los efectos de la debacle financiera (Carrión, 2011 p. 14) En lo enunciativo, los largos períodos de producción abren la posibilidad a una relación muy distinta con el público, dado que el avance del relato no se agota en su enunciado: avanza horizontalmente, abriéndose a la glosa desorbitada en múltiples espacios sociales, y ella incide en el proceso creativo de construcción de la trama (Carlos Reviriego, P. 14). En cuanto a los rasgos retóricos, destacamos: la complejidad, la diversidad, la hibridación genérica. La complejidad se forja mediante la acumulación -de personajes, de historias, de referentes-, que fue rompiendo el viejo formato de los episodios auto contenedores. La trama se va haciendo cada vez más densa, al punto que en un mismo episodio discurren fragmentos de múltiples microhistorias cuyo cierre se percibe lejano. La diversidad, que se manifiesta en los temas, los escenarios, las tradiciones genéricas, acoge también la pluralidad propia de lo transnacional, pues se hacen series en todo el mundo y para todo el mundo y, en cada país, éstas van adquiriendo acentos muy propios de su entorno. La hibridación (Jorge Carrión, 2011) es un rasgo que las industrias vienen incorporando a la producción cinematográfica hace mucho tiempo, como una táctica para atrapar a púbicos diverso, pero, en la producción serial, adquiere un efecto expansivo poderoso, debido a que la larga duración posibilita el despliegue complejo de las formas genéricas que apenas se insinúan en las películas.